
Aprovecho que Jul y Gan han acompañado a nuestros vecinos a urgencias para escribir la columna semanal. No han tenido más remedio que asistirlos debido al mal estado anímico con el que han empezado el año. Una vez más, intentaron acabar con sus vidas, y una vez más nosotros lo evitamos. Y no es que seamos generosos, que lo somos, sino que sería difícil, si no imposible, tener unos vecinos tan entretenidos como ellos. Todo empezó al percibir, a través de las finas paredes que nos separan, ciertos soniquetes que causarían desasosiego al más valiente. […]
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